sábado, abril 17, 2004

LOS CUERNOS DE AFRODITA (COTILLEO MITOLÓGICO, 2)
La bella Afrodita, diosa del amor, estaba casada con Hefesto, quien ostentaba el título de dios del fuego y del trabajo del metal. Sin embargo, Afrodita se enamoró de Ares, dios de la guerra. Hefesto, aunque era un virtuoso herrero y artesano, era cojo y feo, mientras que Ares era todo lo contrario: guapo y viril.
Afrodita y su amante acostumbraban a encontrarse fugazmente en secreto en el palacio de Hefesto, hasta que un día el Sol los vio y le contó al dios guerrero lo que sucedía. Hefesto se enrabió, e inmediatamente inventó una red maravillosa, sutil como una telaraña pero fuerte como el acero, e invisible a simple vista; puso la red alrededor del lecho de Afrodita antes de partir para un viaje a la isla de Mente junto a Afrodita.

Pero cuando la pareja se abrazó estrechamente, la red cayó sobre ellos y los atrapó, dejándolos colgados de manera que no podían moverse ni escapar. Hefesto, avisado otra vez por el Sol, corrió velozmente a su casa y dio salida a su cólera; parado delante de la puerta, llamó gritando a todos los dioses para que acudieran y vieran a la descarada pareja. Posidón, Apolo y Hermes acudieron, aunque las diosas permanecieron decorosamente en casa, sin querer ver lo que ya sabían que pasaba.
Cuando vieron la astuta trampa de Hefesto, surgieron varias sugerencias, como por ejemplo que Ares debería dar a Hefesto el pago de los adúlteros a los maridos. Apolo le preguntó a Hermes si le gustaría estar en el lugar de Ares; Hermes replicó que incluso si las cadenas fueran tres veces más fuertes e incluso si todos los dioses y diosas estuvieran mirando, él no renunciaría a la oportunidad de dormir al lado de Afrodita. Posidón estaba muy preocupado por el suceso y le pedía a Hefesto que los dejara libres.
Finalmente, la pareja huyó deshonrada: Ares hacia Tracia y Afrodita hacia el santuario de Pafos, donde las tres Gracias la bañaban y vestían con espléndidas ropas.